Gracias a su tanto, el segundo en este Mundial de Sudáfrica, y ser uno de los cracks del atascado encuentro ante Holanda, la FIFA le ha escogido MVP de la finalísima. Merecido no sólo por su vital diana, sino porque aunque se ganó una tarjeta amarilla, lo hizo por la más bonita de las causas.
Cuando el balón superó la línea de gol, Iniesta salió escopeteado a celebrarlo. Se quitó la elástica roja para mostrar al mundo otra, de tirantes, en la que se podía leer el mejor de los homenajes: “Dani Jarque, siempre con nosotros”. Un precioso tributo para algo más que un futbolista: un amigo, un colega, por muy del rival ciudadano que fuera.
Quién sabe si Jarque, de seguir con nosotros, hubiera disputado el Mundial. Igual que Antonio Puerta, del que tampoco nunca se olvida Sergio Ramos en cada una de sus celebraciones y le honra. Iniesta miró al cielo de Johannesburgo donde, de buen seguro, Jarque le observaba. Su gol vale una Copa del Mundo, su homenaje, vale más.
