No es tan frecuente topar con un futbolista negro con perfecto acento y nombre italiano. Esto le ha reportado algún problema en un ambiente futbolístico y social donde, por desgracia, hay menos vergüenza a la ostentación racista como arma de desestabilización deportiva. En algún campo le han lanzado plátanos, los cánticos racistas contra él son frecuentes.
Paradójica situación para uno de los jóvenes llamados a descongestionar el desolador panorama del fútbol italiano, tras su reciente fracaso en el Mundial y con una amplia demanda de renovación. A las órdenes del nuevo seleccionador Prandelli, Supermario parece una de las opciones más apreciadas en punta. Y es que muchos elogian su habilidad y su potencia, etiquetándolo ya como un nuevo Ronaldo. Otros creen que está sobrevalorado, que necesita aún progresión y que gran parte de su potencial depende de su capacidad mental.