
Fue en el año 94, en el estadio La Romareda de Zaragoza, donde Raúl debutó de la mano del entonces técnico Jorge Valdano. Allí dejó ya sobrada muestra de su calidad y sólo le faltó el gol para después acertar diana, a lo largo de su trayectoria, en 323 ocasiones en cita oficial. Como si el destino se convirtiese a lo largo de un día en aficionado al fútbol y durante un instante se calzase las botas, Raúl marcó su último gol oficial con la camiseta madridista, lesionado y a punto de ser sustituido, en el mismo estadio donde un día debutó y marcando ese gol que tanto se le resistió 16 años atrás.
Comienza una nueva etapa el Real Madrid sin él, un club y una afición que echará de menos a su capitán, una afición que resultó dividida en los últimos años del siete en el Bernabéu por aquello del Raúl sí o Raúl no, Raúl titular o Raúl suplente, pero una afición que al fin y al cabo no olvidará nunca todo lo que este futbolista ha aportado al club desde el terreno de juego y también desde fuera. Tras las lágrimas derramadas en el césped del Santiago Bernabéu en su despedida, no parece ser un adiós definitivo, sino un hasta pronto.