martes, 14 de septiembre de 2010

La pequeña historia del gran David Silva

El primer rondo de David Silva en la SD Eibar fue un espectáculo. Temporada 2004-05. Toni Ruiz, un preparador físico canario, al que había conocido José Luis Mendilíbar en la UD Lanzarote, comenzó a trabajar con él en Ipurúa.

Mendiíbar, un buen día, en vísperas ya de comenzar la competición, le dijo en el vestuario a Toni: “Vamos a traer a un paisano tuyo”. Toni Ruiz comenzó a pensar en una lista de futbolistas canarios. Pero no podía imaginar en David Silva, puro talento y conocido ya en edad juvenil. Tenía 18 años.

El cuerpo técnico se dio cuenta a los cinco minutos que había aterrizado por allí un futbolista diferente a todo lo que habían visto los aficionados en Ipurúa hasta ese día. Iñaki Sáez que siendo seleccionador sub ’21 fue a seguir la evolución de Silva, se encontró con la tribuna puesta en pie, aplaudiéndole a rabiar. El talento de David había revolucionado el concepto del fútbol de la SD Eibar.

El Eibar siempre ha sido un club recio, fuerte, noble. Un equipo asociado a la Segunda División. Se podría decir que ha sido el icono de la categoría en la Liga Adelante. Estuvo 14 años consecutivos. Ahora el Eibar milita en Segunda B.

Aunque hubo a finales de los 60 e inicios de los 70 un momento donde por allí vieron un futbolista extraordinario llamado José Eulogio Gárate. El Atlético de Madrid lo disfrutó mucho tiempo y la final de la Copa de Europa del Bayern Munich y la Intercontinental recuerdan al mejor Gárate, que comenzó a ser futbolista en el Eibar.

Las cesiones son fundamentales en la vida de futbolista. Hay cesiones buenas y cesiones que te hunden. La de Silva al Eibar es una de esas gestiones intachables. El Valencia le dio a Silva otra visión del fútbol. A su calidad le faltaba foguearse en una categoría dura, de intensidad. Lo importante en las cesiones claramente es que la pida el entrenador. ¿De qué sirve que un club solicite a otro un préstamo de un futbolista si luego el entrenador lo va a dejar en el banquillo?

El fútbol te da contactos, da relaciones personales a gente joven que difícilmente en sus vidas normales de estudiante podrían soñar. Y en este revuelo, nos encontramos con la pincelada de David Silva en la SD Eibar ahora que es famoso y se lo rifaban hasta hace poco los mejores clubes del mundo.

Nacido en Arguineguín, a primera vista no se le notan sus rasgos canarios, ya que sus achinados ojos despistan y donde nos encontramos que el verdadero motivo de la forma de los ojos son que su abuelo es de nacionalidad coreana.

Zurdo de oro, Silva ha conseguido además un dato extra que le censuraban los que toman decisiones en los despachos. El gol, era su asignatura pendiente. Estas últimas temporadas en Mestalla, el canario ha conseguido cifras goleadoras más que aceptables, alcanzando la decena de goles por curso.

Los clubes grandes, en especial los ingleses, valoran mucho los números. Y sobre todo los goles. Silva tenía hambre en Eibar y Vigo, equipos en los cuales estuvo cedido. En Ipurúa creció en Segunda y en Balaídos se hizo un nombre en Primera. Silva tiene hambre de títulos en el Valencia CF. Un club que le ha dado todo. Donde se ha hecho muy grande. Pero es sobretodo con la Selección Absoluta donde ha cosechado los mayores éxitos de su carrera deportiva, siendo campeón de Europa y campeón del Mundo.


Silva es un futbolista fantástico, que ha decidido poner rumbo a Manchester y vestir la celeste del otro equipo multimillonario e importante de la ciudad: el Manchester City. Allí se ha encontrado con gran parte de los excelentes jugadores del mundo del fútbol: Adebayor, Tévez, Touré Yaya, Kolarov, Barry, entre otros.

El Eibar le dio cariño y entrenamiento. Cuando uno en Madrid pasea por las calles cercanas a la Plaza Mayor siempre aparece un cartelito, a veces ya con sorna, que dice: “Hemingway estuvo aquí”. Pues con Silva, lo mismo. En Eibar pueden colgar otro y presumir: “Silva jugó aquí”.