martes, 14 de diciembre de 2010

La generación rusa del '94

Aquella buena generación de jugadores rusos de la que muchos de sus integrantes jugaron en España, en su mayoría formaron parte de la selección rusa en el Mundial EEUU '94.

Y si de aquel mundial hablamos es inevitable comenzar recordando a Oleg Salenko, quien ostenta el récord anotador en un partido mundialista tras marcar cinco goles a Camerún en el tercer partido de la fase de grupos, terminando como máximo goleador de la cita mundialista con seis tantos empatado con Stoitchkov. Salenko destacó en las filas del Logroñés donde marcó un buen número de goles, lo que le valió para acudir al mundial y firmar con el Valencia, donde no mostró el nivel exhibido en Logroño y tuvo además problemas extradeportivos.

Qué decir de Karpin y Mostovoi: ambos fueron piezas claves del mejor Celta de Vigo de la historia, dos jugadores de enorme clase que dejaron una huella imborrable en nuestra liga. El Zar Mostovoi, mediapunta de gran nivel técnico, es también recordado por su díscolo carácter y no se olvidarán tampoco anécdotas como aquella ocasión en la que pretendía marcharse del terreno de juego con el partido en disputa, pero sobre todo se recordarán las grandes tardes de fútbol que ofreció en Balaídos. Sin duda uno de los referentes de su generación, terminó su carrera en las filas del Alavés.

Karpin mostró su mejor fútbol con la camiseta de la Real Sociedad y la del Celta, y entre ambos clubes jugó una campaña en el Valencia adonde llegó como estrella sin llegar a cuajar a orillas del Turia. Medio derecho de gran clase y con capacidad goleadora, regresó a San Sebastián tras hacer historia con el club vigués y terminó su carrera deportiva en el club donde empezó su periplo en la liga española.

El centrocampista Khokhlov fue también un internacional ruso que, si bien mostró detalles de calidad en Anoeta, no llegó al nivel de otros de sus compatriotas en nuestra liga.

Bestchastnykh fue siempre considerado la gran esperanza del fútbol ruso y una de las mejores promesas del fútbol del este, pero nunca terminó de colmar todas las expectativas creadas sobre su figura a pesar de dejar impronta de su calidad durante cuatro temporadas en el Racing de Santander. Delantero rápido y vertical con buen nivel técnico, su irregularidad fue una losa con la que cargó a lo largo de su carrera. Otro buen delantero que destacó en el Sardinero fue Dimitri Radchenko, un auténtico cazagoles que brilló durante varias temporadas en nuestra liga, aunque éste no perteneció a esta cámada. Faizulin y Shustikov jugaron también en el Racing durante los años noventa sin excesiva fortuna.

A a las filas del Sporting, el talentoso mediapunta Lediakhov, el punta Tcherichev y el central Nikiforov. Este último era uno de los líderes de aquella selección como también lo era Onopko, quien demostró su calidad en el Oviedo. Central o mediocentro, jugó siete temporadas en el club asturiano y cuesta creer que ningún club de mayor peso apostase por él. También vistió la camiseta del Rayo.

Pese al gran potencial de la buena generación rusa del 94, colectivamente no tuvieron éxito con su selección, si bien es cierto que no tuvieron suerte con los grupos: en el Mundial’94 quedaron emparejados con Brasil, a la postre campeona, y con Suecia, gran revelación de aquel mundial y tercera finalmente. Dos años después, en la Eurocopa de Inglaterra, volvieron a quedar emparejados con la finalmente campeona y la revelación: Alemania y la República Checa, además de Italia.

Hasta aquí aquella generación que, si bien no formará parte de las grandes recordadas en la historia futbolera, sí es conservada en un rincón de la memoria de muchos aficionados al fútbol en nuestro país.